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Channel: MENSAJES Y VISIONES – Foros de la Virgen María
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Las Pruebas de la Autenticidad de la Aparición de La Señora de Todos los Pueblos

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La Señora de todos los Pueblos da fascinantes pruebas de autenticidad.

Como muy pocas veces se pueden encontrar en la historia de las apariciones marianas.

La Virgen María prueba el carácter sobrenatural de los mensajes con nuevas y numerosas predicciones.

Las que se fueron cumpliendo en el transcurso de los años.

 

Ella misma dijo:
.
“Las señales están contenidas en mis palabras.” (31.05.1955 y 31.05.1957).
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Esto quiere decir que las pruebas están contenidas en las palabras de María.
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“Saldrá a la luz en el transcurso de los años” (3.12.1949).

Los mensajes de Amsterdam están dirigidos a todas las naciones y por lo tanto tienen un significado universal.

Por esta razón, las pruebas de autenticidad también conciernen a todos los pueblos del mundo.

Ellos van dirigidos a los diferentes ámbitos de la vida y atañen a todos: Al Papa y a los obispos, a los científicos y a los políticos, a los profesionales y a la gente sencilla, a los creyentes y aún a los incrédulos.

Además es importante tener en consideración que la vidente no podía imaginarse profecías tan espectaculares, ni tener la menor influencia para que se llevasen a cabo.

Una cosa, a fin de cuentas, es segura, que todas las pruebas de autenticidad –y son muchas– tienen un único objeto: Confirmar el origen divino de la parte más importante de los mensajes.

Su contenido más precioso –y a la vez uno de sus puntos culminantes– es la petición de la Virgen del último y más importante dogma mariano.

Mediante la solemne proclamación de la verdad completa acerca de la vocación universal materna de María, recorriendo un camino de paz, el Señor quiere reducir a la serpiente a la impotencia.

Quiere que eso sea por medio de María y de sus hijos.

La coronación de la Virgen con el dogma coloca a María, como Madre de la Iglesia, en el centro del colegio de los apóstoles, como fue en Jerusalén.

“Y la Señora permaneció junto a sus apóstoles hasta que vino el Espíritu Santo.

De la misma manera, la Señora puede venir donde sus apóstoles y pueblos de todo el mundo, para traerles de nuevo el Espíritu Santo, pues el verdadero Espíritu Santo ha de ser invocado siempre antes de grandes decisiones” (31.05.1954).

Veamos las predicciones y su cumplimiento.

 

FALLECIMIENTO DEL PAPA PÍO XII

Posiblemente la mayor prueba de la autenticidad de los mensajes de Amsterdam haya sido la predicción del día en que el Papa Pío XII fue llamado a la eternidad.

Sólo Dios, como “Señor de la vida y de la muerte” puede conocer ese día.

¿Acaso tales pruebas de autenticidad –incluso involucrando la vida del Santo Padre- no confirman con suficiente claridad la importancia universal de los mensajes para la Iglesia y el mundo?

La noche del 18 de febrero de 1958 (Miércoles de Ceniza), Ida recibe aquel mensaje que, más que ningún otro, será la prueba de la autenticidad para Amsterdam.

Dejemos que la misma Ida sea quien describa lo que experimentó esa noche.

“Anoche me volví a despertar de sobresalto porque, exactamente a las tres en punto, escuché que alguien me llamaba.

Vi la luz otra vez y escuché la voz de la Señora diciendo:

‘Aquí estoy de nuevo. La paz del Señor Jesucristo sea contigo.

Te voy a comunicar algo que no podrás decir a nadie, ni siquiera al Sacristán (Vicario General de la Ciudad del Vaticano) o a tu director espiritual.

Cuando se haya realizado, podrás decirles que la Señora te lo había dicho hoy”.

El anuncio es:

“Escucha. Este Santo Padre, el Papa Pío XII, será llevado con los Nuestros a principios de octubre de este año.

La Señora de todos los Pueblos, la Corredentora, Medianera y Abogada, lo llevará al gozo eterno”.

Yo me asusté oyendo este comunicado y ni siquiera me atrevía a creerlo. La Señora dijo:

“No te asustes, hija. Su sucesor proclamará el dogma’”

Le di gracias a la Señora y Ella dijo solemnemente: “AMÉN” (19 de febrero de 1958)……

 

EL CONCILIO VATICANO SEGUNDO

El 11 de febrero de 1951, en el mismo mensaje en que la Señora revela su oración, Ida ve al Papa en el Vaticano con la tiara en su cabeza, una mano cogiendo un cetro y la otra con dos dedos levantados en señal de bendición.

Alrededor de él hay muchos cardenales reunidos, así como obispos de todas las naciones usando mitras blancas.

Ida no sabe que está teniendo una visión profética del Concilio Vaticano Segundo.

El Santo Padre tiene un libro grande y grueso delante de él, y ella escucha:

Ya han habido cambios y otros están en preparación.

Sin embargo, quiero traer el mensaje del Hijo.

La doctrina es buena; no obstante, las leyes pueden y deben ser modificadas.

Quiero decirte esto precisamente hoy, porque el mundo se encuentra en una gran revolución.

Nadie sabe en qué dirección hay que ir. Por eso, el Hijo quiere que yo dé este mensaje”.

En este momento la visión del Concilio es interrumpida, y la vidente es guiada ante la cruz para compartir un sufrimiento doloroso.

“Y ahora me encuentro de repente delante de una gran cruz.

La miro y siento dolores espantosos. Me dan calambres de los pies a la cabeza…

Es como si se me desgarrara la cabeza y siento una sensación de fiebre…

Ya no puedo soportarlo más y le pido a la Señora si todo eso podría pasar.

Mientras estoy todavía con la Señora de pie ante la Cruz, Ella dice:

‘Repite después de mí… Reza ante la cruz’:

Ahora Ida ve escrita en letras grandes la palabra ‘AMOR’, y con palabras de ánimo María se refiere a los débiles y pequeños de este mundo:

“Si perseveráis en el Amor recíproco, ni siquiera los grandes tendrán mayores posibilidades…

La lucha ya no es de razas o pueblos, la lucha ahora es de espíritus. Entiéndelo bien”.

Entonces la Señora junta las manos, e Ida vuelve a ver al Santo Padre con los Cardenales y Obispos.

Luego la Señora dice, como si se dirigiera al Papa:

“Tú puedes salvar el mundo.

Ya lo he dicho otras veces: Esta es la oportunidad para Roma. Aprovecha este momento.

Ninguna Iglesia en el mundo es estable como la tuya” (11 de febrero de 1951).

En ese entonces, nadie en el mundo y posiblemente menos la vidente, podía imaginar que esta impresionante escena correspondía al Concilio Vaticano Segundo.

Ida misma describe lo que ocurrió más de diez años después:

En los mensajes dice:

‘Veo el Vaticano y justo en la mitad veo al Papa de pie’.

En realidad, describí esto inadecuadamente.

Vi el Vaticano y luego ingresé a San Pedro junto con la Señora.

Caminamos por la nave y nos detuvimos más o menos en medio de la Basílica.

A ambos lados vi gradas, bancas que suben de forma escalonada, como en un estadio.
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En esas bancas vi sentados a Obispos con mitras blancas.

Aún puedo recordar la escena muy claramente.

Me pareció una visión muy graciosa, todas esas mitras blancas, algo festivas.

La Señora vio esto y por eso me dijo:

‘¡Fíjate bien!’, como diciendo, Mira atentamente lo que te estoy enseñando…

‘Mira bien, esos son los Obispos de todos los países’.

“Por supuesto, tenía que haber sido así, porque había muchos Obispos sentados allí. También vi al Papa sentado allí, con una tiara en su cabeza.

Supe que era una tiara, pero la Señora ya me la había mostrado en mensajes anteriores.

Él tenía un cetro en una mano y dos dedos levantados en otra.

El Papa estaba sentado al final de la nave, donde la Señora y yo estábamos paradas.

Unos cuantos sacerdotes estaban de pie junto a él.

Los Obispos y Cardenales, sin embargo, estaban sentados a los costados.

Incluso vi a unos clérigos sentados en el piso frente a las bancas.

Luego vi que el Papa tenía un libro grande y grueso delante de él.

Por supuesto, no sabía qué clase de libro era.

Mucho después vi toda esta escena en televisión. Me pareció fascinante.

Llamé a los demás emocionada: ‘Allí tienen la escena que había visto. ¡Así que esto era lo que significaba!’.

Qué lástima que no la describí en los mensajes.

Pero en ese entonces se la conté inmediatamente al Padre Frehe y a mis hermanas y hermano.

Y todos ellos saben que la vi de esa manera”.

 

ENCUENTRO ECUMÉNICO EN EL VATICANO

La vidente de Amsterdam describe, con 16 años de anterioridad, aquel memorable encuentro que tendría lugar el 23 de marzo de 1966 en la capilla Sixtina, entre el máximo dignatario de la iglesia Anglicana el Arzobispo de Canterbury, Dr. Ramsey, y el Papa Pablo VI:

“Ahora veo al Papa a nuestra izquierda, con dos dedos levantados.
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Al otro lado, frente a él, está el obispo de Canterbury.

Entonces llega otro eclesiástico, que se le pone al lado.

Éste último tiene una peluca blanca con rizos rígidos” (15.08.1950).

Esta es la visión que tuvo Ida y la escribió, y, al verla años más tarde por televisión, Ida reconoce de nuevo no solamente al Papa Pablo VI y al obispo de Canterbury, sino que están en la misma posición tal como los había visto en su visión.

 

LA CAÍDA DEL MURO DE BERLÍN Y LA CORTINA DE HIERRO

Ya en 1950 Ida ve la unificación de Alemania.

“Después la Señora indica una línea gruesa en Alemania y dice:

Europa está dividida en dos.”

La vidente tiene que hacer un movimiento con la mano y decir: “Agarro esa línea y la quito” (10.12.1950).

Cuarenta años más tarde, en 1989, todos hemos sido testigos de la caída del muro de Berlín.

Y tan sólo tres semanas antes de este suceso memorable, el Presidente Honecker de Alemania Oriental afirmó: “El muro permanecerá otros 100 años.”

 

LA REVOLUCIÓN COMUNISTA CHINA

El 7 de octubre de 1945, Ida tuvo una corta pero muy clara visión sobre el “Reino del Centro”:
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“En China veo una bandera roja.”

Cuatro años más tarde se hace realidad esta visión.

Tras dos años de guerra civil entre los comunistas y la armada del General Chian Kai-chek, el vencedor y jefe del partido comunista Mao Tse-tung, proclamó el 1° de octubre de 1949 la República Popular China.

 

LA LLEGADA A LA LUNA

En 1946, cuando Ida experimenta la llegada a la luna y tiene una sensación de ingravidez, ella no podía imaginarse que 23 años más tarde.
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Y llena de entusiasmo, la vería por televisión: la llegada del primer hombre a la luna el 20.07.1969.

En 1967, ella narra al respecto:

“Nuevamente más tarde, fue como si la Señora y yo estuviéramos paradas sobre el globo de la tierra.

No lo puedo expresar de otra manera.

Luego Ella me señala algo, y veo claramente la luna frente a mí.

Algo llega allá volando; lo veo llegar a la luna.

Por esta razón he dicho: ‘Por allí llega algo volando a la luna.’

No sé cómo explicarlo de otra manera.

Así es cómo yo estaba de pie sobre el globo de la tierra, pero en realidad yo no estaba allí, es como si en ese momento flotara en el espacio.

Todo es extraño a mí alrededor.

Estas cosas solamente las puedo explicar con mucha dificultad: Fue una especie de fenómeno natural.

Pero más bien lo que vi, fue una clase de espacio aéreo.

Tuvo que ser algo por el estilo.”

Más adelante, ella escribe:

“¿Verdad que fue muy impresionante la llegada a la luna?

Fue exactamente de esta manera, tal como la Señora me la permitió ver el 7 de febrero de 1946.

Es una lástima que en aquel entonces yo no sabía ni lo que era ni lo que significaba.

Esta es la razón por la cuál sólo informé con las palabras que la Señora me dejaba decir: ‘Allá llega algo volando, lo veo llegar a la luna.’

Vi en ese momento que algo venía con rapidez, un objeto blanco y cuadrado que se bajaba a la luna.

La visión era impresionante.”

 

ARMAS BIOLÓGICAS

El siguiente pasaje, fue tomado del mensaje de Amsterdam del 27 de diciembre de 1947.

Tiene relación con el grave peligro de los ataques terroristas con armas químicas o biológicas contra América y Europa.

La vidente Ida Peerdeman dice:

“Veo América y Europa una al lado de la otra.

Después veo escrito: ‘Guerra económica, boicot, crisis monetarias, calamidades’.

Luego veo imágenes espantosas de personas frente a mí. Veo caras, caras hinchadas, llenas de úlceras, como una especie de lepra.

Luego siento enfermedades terribles y mortales: cólera, lepra, todo lo que esa gente tiene que sufrir.

Entonces todo eso desaparece y veo cositas negras flotando a mí alrededor.

Intento saber lo que es, pero no lo logro; parece como polvo muy fino.

No puedo distinguir con mis ojos lo que es.

Es como si tuviera que mirar a través de algo, y allá abajo veo magníficos campos blancos y sobre ellos veo esas cositas negras, pero ahora agrandadas y como si tuvieran vida.

No sé cómo explicarlo.

Pregunto a la Señora: ‘¿Esos son bacilos?’ Ella responde muy seria:

‘Es algo infernal’.

Entonces siento que se me hincha la cara y todo el cuerpo.

Siento que tengo la cara monstruosa y toda rígida e hinchada.

No puedo moverme.

Oigo decir a la Señora: ‘Y eso están inventando’.

Y luego en voz muy baja: ‘Es el ruso, pero también los otros.’

Después dice la Señora con fuerza:

‘Pueblos, ¡estáis avisados!’”

Seguro que este mensaje, dado ya en 1947, hoy en día cobra más actualidad que nunca.

Todas estas revelaciones parten de los mensajes que recibió Ida, los cuales se pueden dividir en tres partes o etapas.

 

LOS MENSAJES SE PUEDEN DIVIDIR EN TRES PARTES

En los primeros veinticinco mensajes (1945-1950), la Señora muestra sobre todo un impresionante panorama del mundo y de la Iglesia en la segunda mitad del siglo XX.

El 1º de noviembre de 1950 el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de María.

Los mensajes toman entonces un nuevo giro.

Gradualmente se revela la plenitud del mensaje que Ella nos trae, como Señora de todos los Pueblos, y se despliega el gran plan con el que desea salvar al mundo.

En ellos nos da su oración y su imagen, y la Señora habla ampliamente del último dogma mariano, el de María Corredentora, Medianera y Abogada.

A partir del 31 de mayo de 1954 la Señora se aparece cada año el 31 de mayo.

En una grandiosa visión la Señora se dirige a los pueblos y se despide con un adiós celestial.

 

LOS PRIMEROS 25 MENSAJES (1945-1950)

Los primeros 25 mensajes, dados en los años 1945-1950, no siempre son fáciles de entender.

Al principio, el significado de algunas palabras e imágenes no era muy claro.

En una época en que nadie sospechaba las fuertes tormentas que se habrían de desatar sobre la Iglesia y el mundo, la Señora avisa de la amenaza que le espera a la humanidad.

Esto resulta aún más curioso ahora, muchos años más tarde, cuando tantas de aquellas imágenes se nos han vuelto familiares y muchas de las predicciones ya se han cumplido.

Por ejemplo, la constitución del estado de Israel (Mensaje n. 2), la guerra fría (Mensaje n. 23), guerra económica, boicoteo, crisis monetaria (Mensaje n. 14), la llegada a la Luna (Mensaje n. 7), la guerra en los Balcanes, la caída del Comunismo (Mensaje n. 5), la guerra bacteriológica (Mensaje n. 17).

Con razón la Señora ha dicho: «Saldrá a la luz con el transcurso de los años» (Mensaje n. 19) y «Los signos están contenidos en mis palabras» (Mensaje n. 49).

Lentamente parece que se va retirando el velo de la revelación. Eso se nota aún más claramente en muchas de las advertencias que la Señora hace a la Iglesia.

En un tiempo en que aún nada parecía indicar una crisis en la Iglesia, la Señora advierte repetidas veces que se vive la fe de forma superficial y exhorta a cambios fundamentales (Mensajes n. 4, 5 y 7). Ella muestra la Iglesia, sobre la cual se van adensando nubarrones.

No obstante ser de optimismo el tiempo de la reconstrucción, tras las destrucciones de la segunda guerra mundial, la Señora nos muestra por el contrario un mundo arrastrado hacia el abismo y en peligro de autodestruirse.

Desastres y guerras son el resultado de una herida de la humanidad, que arrollada por una confusión espiritual, ya no reconoce a su Creador.

Continuamente la Señora indica la Cruz; el camino de Jesucristo, el camino del Amor, de la Verdad y de la Justicia.

No habrá Paz hasta que la Cruz no sea verdaderamente plantada en medio del mundo y todos vuelvan la mirada a ella, como al centro de la creación.

La Señora promete ayudar al mundo y anuncia un nuevo espíritu, una paloma blanca que derramará sus rayos sobre el mundo. «Yo pongo el pie sobre el mundo. Yo los ayudaré y los conduciré hasta la meta, pero tienen que escuchar» (Mensaje n. 5).

 

LOS MENSAJES DE 1950-1954

Sólo en el mensaje dado después de la proclamación del dogma de la Asunción de María, el 1º de noviembre de 1950, Ella se da por primera vez el título de “la Señora de todos los Pueblos”.

Al año siguiente, en 1951, la Señora dicta la oración y da las indicaciones de su imagen.

Entonces es cuando empieza a hablar también del último dogma mariano, el de María Corredentora, Medianera y Abogada.

El primer y más importante mandamiento

En muchos mensajes la Señora se dirige a la Iglesia y a los cristianos. Continuamente los exhorta al gran mandamiento del Amor. Tan sólo el Amor puede salvar a este mundo tan confundido.

Ella dice: «El primer y más importante mandamiento para los hombres es el Amor. El que tiene amor adorará a su Señor y Maestro en su Creación; eso significa que verá la grandeza de su Creación, incluido el Sacrificio.

El que tiene amor hará a los demás todo lo que le gustaría que le hiciesen a él. El amor es el primer y más importante mandamiento que Cristo ha dado» (Mensaje n. 35).

La Señora exhorta a todos los cristianos a ser amplios y tolerantes y repetidas veces invita a la unidad.

 

LOS MENSAJES DE 1954-1959

En estos últimos mensajes, todos los cuales fueron dados el 31 de mayo, vemos a la Señora en toda su gloria.

Ella habla a los pueblos de la tierra de manera penetrante y muestra a la humanidad el camino que debe seguir.

Esta serie de mensajes concluye con una visión de la Señora glorificada y del Señor en su gloria divina.

 

La Iglesia, “la Comunidad”

La Señora indica a menudo la Iglesia como “la Comunidad” en la que Ella quiere reunir a todos los pueblos, a todos los hombres, «no importa quienes sean o lo que sean».

Amsterdam representa en ello un lugar importante. La Señora desea que ahí se edifique su iglesia y que los pueblos se reúnan todos los años en torno a su trono, el día de su grande fiesta, el 31 de mayo.

Ella muestra el lugar en que deberá ser construida y da indicaciones detalladas acerca del aspecto de la iglesia (Mensaje n. 52).

 

La Eucaristía

El camino que la humanidad debe seguir conduce al gran misterio de la Eucaristía; el Milagro cotidiano. En los últimos mensajes, la Señora señala con creciente insistencia la real presencia del Señor bajo el aspecto de pan y vino (Mensaje n. 53).

En la visión celestial del 31 de mayo de 1959, ve una Hostia de fuego blanco, y de ella ve salir la figura del Señor mismo en toda su gloria y majestad, mientras resuenan las siguientes palabras: «El que Me coma y Me beba tendrá la Vida eterna y recibirá el verdadero Espíritu».

 

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